lunes, abril 24, 2017

Linus Pauling 1. Las Ciencias que forjaron la Medicina Ortomolecular

Pauling 1. Las Ciencias que forjaron la Medicina Ortomolecular

No es un secreto que uno los genios científicos más grandes que nos dejó el siglo XX fue sin duda Linus Carl Pauling (1901-1994), cuyas contribuciones a la ciencia fueron más allá de la construcción de una nueva Química, su mérito fue haber sabido unificar el conocimiento integrando varias disciplinas para alcanzar un saber nuevo. Sus mayores logros se debieron precisamente al rebasar las fronteras entre la física, la química, la biología y la medicina. Recibió el Premio Nobel de Química en 1954 por sus aportaciones excepcionales sobre la estructura de las moléculas, descubrió las estructuras de cadenas peptídicas como el alfa helix y la lámina beta, comunes en aminóacidos y proteínas, halló la primera enfermedad molecular y señaló la vital importancia de las proteínas y los anticuerpos.

Además de ser uno de los principales fundadores de la Biología Molecular, Pauling fue también un científico comprometido con el Medioambiente, preocupado por el impacto letal en la biosfera de las pruebas nucleares (como la lluvia radiactiva o las mutaciones genéticas promotoras de malformaciones, abortos y cáncer). Organizó varias campañas de concienciación llegando a presentar ante Naciones Unidas una petición firmada por 11.021 científicos (de 49 naciones, entre ellos 36 Premios Nobel) para detener la proliferación de ensayos nucleares. Precisamente por su activismo político pacifista, recibió un segundo Premio Nobel, el de la Paz en 1962, que recibe un año más tarde, el 10 de Octubre de 1963, el mismo día que entró en vigor el Tratado que prohibía las pruebas nucleares. De no ser por su determinación y valentía, el mundo habría padecido millones de defectos de nacimiento y una todavía mayor tasa de cáncer. Su esfuerzo no estuvo limitado a sus descubrimientos interdisciplinares sino también a su labor teórica, divulgativa y ética. Defendió que el proceso científico debía poseer un valor humanista, pensaba que los científicos debían participar más activamente en hallar estrategias para la solución sobre cuestiones vitales que acaban afectando a la Humanidad.



Linus Pauling en el Laboratorio Crellin en el Caltech (Instituto de Tecnología de California).

Es propósito de estas líneas el homenaje a la obra intelectual humanista de Linus Pauling centrando la atención en las profundas bases científicas de la medicina ortomolecular, basadas en la biología molecular y la bioquímica aplicada, las mismas que fraguaron los cimientos de la investigación del genoma humano y el desarrollo de especialidades médicas como la genética aplicada, la inmunología o la hematología. Cada vez más el público reclama conocimientos sobre la Medicina Ortomolecular, lo cual he creído muy necesario, ya que existen algunas entidades que por razones interesadas arrojan una enorme cantidad de falacias y estereotipos sobre una puntera rama de las ciencias de la salud. Intereses mercantilistas pretenden boicotear toda inversión en el estudio profundo de sustancias que existen libres en la Naturaleza, cuyo delicado y complejo equilibrio sustenta nuestra vida. Estamos ante la disciplina en nutrición más avanzada en medicina, la ciencia ortomolecular fue construida por varias generaciones de científicos, investigadores de todos los campos al más alto nivel. Una cohorte de físicos, químicos, biólogos, médicos, y de tantas especialidades que han contribuido a destacar no sólo el papel primordial de la nutrición como sustentadora de la salud, sino el descubrimiento a nivel molecular de sustancias vitales capaces de restablecer estados de desequilibrio que pueden acabar degenerando en lo que llamamos enfermedad.






INTRODUCCIÓN

Muy recientemente, en el año 2015, un equipo internacional de 22 países conformado por 180 científicos demostró que ciertas moléculas naturales inocuas son viables para constituir una terapia eficaz contra el cáncer. Esta gran investigación -conocida como Proyecto Halifax- ha estudiado la eficacia de moléculas naturales específicas en más de 70 dianas moleculares contra los mecanismos del cáncer y sus recidivas (BLOCK, K.L. GYLLENHAAL, C. LOWE, L. et al. Desiging a broad-spectrum integrative approach for cancer prevention and treatment. Seminars in Cancer Biology. 2015 Dec;35 Suppl:S276-304).



Cada día más médicos e investigadores nos están aportando más evidencias sobre las propiedades anticancerígenas de gran número sustancias naturales. Era obvio y muy necesario explorar una estrategia terapéutica combinando muchas de estas sustancias para trabajar en equipo o en sinergia. Estas combinaciones cuidadosamente diseñadas de sustancias naturales pueden resolver con éxito la mayoría de los cánceres.


“Estamos muy animados ante el amplio grado de consenso existente en un grupo tan grande de investigadores.../...Y la principal conclusión es que combinaciones de químicos no tóxicos procedentes de sustancias naturales podrían permitir detener la mayoría de los cánceres.../...Hablamos de tratamientos inocuos con un amplio espectro de objetivos que ofrecen considerables posibilidades.”

Dr. KEITH BLOCK. Director y médico científico del Block Center for Integrative Cancer Treatment, de Illinois. EE.UU.

Esta conclusión a la que han llegado decenas de biólogos moleculares, inmunólogos, genetistas, microbiólogos y otros especialistas -que refiere el Dr. Keith Block- incorpora implícita la definición de medicina ortomolecular que trataremos a fondo en la segunda parte. Esta nueva investigación científica simboliza un nuevo triunfo de la medicina ortomolecular a cuyos profesionales les animo desde aquí a seguir trabajando en este correcto camino, una estrategia más inteligente, más cabal y segura, pero sobre todo, una estrategia integral y profundamente científica que por su precisión, complejidad y beneficios es ampliamente superior al actual sistema maximalista e ineficiente que sistemáticamente envenena el organismo con sustancias altamente tóxicas, mortales, y que causan nuevos cánceres, reduciendo la esperenza de vida drásticamente por más que nos disfracen las estadísticas, las víctimas siguen aumentando tanto como los nuevos mercados de fármacos asociados. Utilizar sustancias naturales inocuas eficaces es el mejor enfoque que la medicina nunca debió abandonar y que debe recuperar cuanto antes, porque como veremos enseguida, no hace mucho tiempo, el mundo científico sabía de la importancia capital de la nutrición no sólo para mantener la salud, sino para recuperarla, máxime hoy a raíz de los últimos y espectaculares avances en este campo que la inmensa mayoría del público desconoce.

Por desgracia, la farmaindustria no desea sustituir sus dañinas moléculas patentadas por dosis inocuas de moléculas naturales pues su margen de beneficio se reduciría drásticamente, así como los fondos públicos destinados a no mantenernos más saludables para beneficio económico de industrias del sector que viven de esta situación estancada y que lejos de resolverse se está agravando, pagamos más para enfermar aún más.

Desde los años 60 del siglo XX la medicina ortomolecular se ha convertido en una herramienta muy valiosa para la salud y su desarrollo está y sigue siendo avalado por la experiencia clínica además de una encomiable investigación científica y objetiva. Incluiremos bibliografía científica que al contrario de lo que niegan deshonestamente algunos críticos sin conocimiento, sí existe, es enorme, y sigue ampliándose cada día. El prestigio de la Medicina Ortomolecular aumenta por sus contribuciones a las ciencias de la salud, por eso ha merecido la atención de una cada vez más nutrida comunidad científica de profesionales médicos, investigadores y clínicos en los cinco continentes, en países como Alemania, Argelia, Argentina, Australia, Bélgica, Brasil, Canadá, Corea, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, India, Japón, México, Reino Unido, Suecia, Suiza

Por último, reconozco que el artículo presente se revela bien extenso, el tema bien lo merece porque cuanto más se profundiza en el contexto histórico de las bases científicas que dieron origen a esta disciplina biomédica más interés, mayor seguridad y confianza adquirirá el estimado lector que de hecho quedará cautivado ante una de las medicinas naturales que cuentan con mayor respaldo científico pese a los esfuerzos de distorsión y desidia de aquellos que aún no la han digerido.


Tan extenso ha resultado este artículo que he decidido acortarlo y publicar la segunda parte en una próxima entrada, que será publicada en breve (ya disponible). El artículo presente (Linus Pauling. 1. Las Ciencias que forjaron la Medicina Ortomolecular) se adentra en el contexto histórico en el que se movió Linus Pauling en una época de importantes descubrimientos que hicieron conectar disciplinas científicas que parecían tener poco en común como la física, la química o la biología. Conoceremos a muchos científicos, médicos e investigadores de primera línea que sabían que la nutrición es el gran pilar clave para el mantenimiento de la salud, y añadiremos una extensa bibliografía científica (en la segunda parte) con abundantes enlaces de interés.




- o O o -

A continuación, por comodidad, he decidido insertar un breve esquema a modo de índice, para facilitar la tarea de acceso a los apartados que van a conformar los dos artículos dedicados a Linus Pauling y la Medicina Ortomolecular. Comenzamos...


Linus Pauling. 1. Las Ciencias que forjaron la Medicina Ortomolecular.

-PRECEDENTES DE LA NUEVA CIENCIA BIOMÉDICA.

1. Apuntes sobre el nacimiento de la química estructural.
2. La confluencia de la física-quimica hacia la biomedicina ortomolecular.


Linus Pauling. 2. Bases científicas de la Medicina Ortomolecular.
(Ya disponible)

-EL NACIMIENTO DE LA MEDICINA ORTOMOLECULAR.

3. Una nueva disciplina científica: la nutrimedicina ortomolecular.
4. La Medicina Ortomolecular, la ciencia más avanzada en nutrición.


-REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA CIENTÍFICA.

Parte 1. Referencias y Bibliografía General.
Parte 2. Biografías sobre Linus Pauling.
Parte 3. Algunos libros publicados por Linus Pauling.
Parte 4. Eficacia de las sustancias ortomoleculares en inmunodeficiencias.
Parte 5. Eficacia de las sustancias ortomoleculares en el cáncer.





PRECEDENTES DE LA NUEVA CIENCIA BIOMÉDICA.


1. Apuntes sobre el nacimiento de la química estructural.



En 1922 Linus Pauling se licenció en ingeniería Química en la Universidad estatal de Oregón e inició su doctorado en el Caltech (Instituto Tecnológico de California, en Pasadena), en aquellos tiempos un pequeño centro de enseñanza (antiguo Throop College of Technology).





Su tutor fue Roscoe Dickinson (1) (1894-1945), con quien comenzó a utilizar una nueva metodología de estudio (con equipos de Rayos X) llamada cristalografía que fue clave en sus investigaciones.

Pauling siempre sintió una profunda curiosidad sobre cómo se unían los átomos para formar moléculas, a este fin fue ineludible la adquisición de conocimientos más avanzados de física que le fueron servidos por Richard Chace Tolman (2) (1881-1948), una figura fundamental en el desarrollo del Caltech al más alto nivel. Como ampliación de su conocimiento sobre las estructuras cristalinas Pauling no pierde la oportunidad que le ofrece Arthur Noyes (3) (1866-1936), jefe de la división de Química e Ingeniería Química del Caltech, conocido coloquialmente como “Rey Arturo”.




Así Linus Pauling se desplaza a distintos puntos de Europa en un momento álgido en el que se estaba forjando la nueva física, allí estaban Max Planck (1) (1858-1947) , Erwin Schrödinger (2) (1887-1961), Werner Heisenberg (3) (1901-1976), Niels Bohr (4) (1885-1962), Robert Oppenheimer (5) (1904-1967), Paul Dirac (6) (1902-1984), Wolfhang Pauli (7) (1900-1958), Arnold Sommerfeld (8) (1868-1951), Albert Einstein (1879-1955), Eugene Wigner (1902-1995), Max Born (1882-1970), entre otros... En este ambiente se desenvuelve Pauling asimilando y trabajando con la élite científica del momento, como estudiante graduado había asistido a una amplia variedad de cursos avanzados en matemáticas y ciencias físicas, pronto asimiló los conceptos y procedimientos de la nueva mecánica cuántica.


Linus Pauling con Arnold Sommerfeld durante una visita al Caltech (1928). Durante los años 1926-1927 Sommerfeld estuvo enseñando a Pauling todos los conocimientos sobre mecánica cuántica necesarios para poder aplicarla a la química del enlace atómico y poder realizar cálculos sobre propiedades moleculares.















El Instituto de física teórica de Sommerfeld en Munich concentró a muchas de las mentes más brillantes del momento. En 1927 Heisenberg había trabajado en la primera de las formulaciones matemáticas de la mecánica cuántica, conocida como mecánica matricial. Pauling fue testigo de los arduos debates entre partidarios de las matrices de Heisenberg y la mecánica ondulatoria de Schrödinger, que en definitiva eran dos formas de llegar a una misma conclusión en función del objetivo del investigador. En esta elección Pauling prefirió las formulaciones matemáticas de Schrödinger como las más adecuadas a los problemas químicos y físicos, pero su desarrollo pronto se vio frenado. Estancado en este proceso Pauling viaja en busca de otros expertos que puedan ayudarle, en esta tesitura salta la noticia que dos físicos alemanes, Walter Heitler y Frizt London, han sido los primeros en aplicar la mecánica cuántica al enlace químico, aunque sobre la molécula más simple, el átomo de Hidrógeno.

De izquierda a derecha: Walter Heitler, Linus Pauling junto a su esposa Ava, y Fritz London. (Munich, 1931).




















La colaboración de Pauling con otros investigadores es amplia, trabajó con la élite científica del momento. Al contario de los típicos científicos encofrados, monolíticos, inmovilistas, que hoy abundan más de lo deseable, a diferencia del sector más conservador de la medicina que ignoraba todos los avances realizados por Pauling en nuevos ámbitos científicos vinculados a la salud, Linus Pauling no levantó vallas y bebió aprendiendo de todos los campos de la ciencia. Aprendió de brillantes investigadores como el físico William Henry Bragg (1) (1862-1942), creador junto a su hijo William Lawrence Bragg (2) (1890-1971) del espectógrafo de rayos X, padre e hijo habían recibido el Premio Nobel de Física en 1915) con lo que pudo examinar diversos procedimientos cristalográficos para determinar la posición de atómos.



Pauling también trabajó junto a colaboradores del Caltech como el químico George Wheland (1907-1962), un olvidado pionero en el desarrollo de la teoría de la resonancia en la química orgánica.











De la colaboración con el físico holandés Samuel Goudsmith (1921-1979) es menester citar la obra The Structure of Line Spectra (1930), un ensayo que supuso para Pauling la necesidad de concebir un nuevo tipo de química basada en las nuevas formulaciones de la física. El estudio de más de 200 sustancias llevó a la publicación del magnífico artículo “La Naturaleza del enlace químico” (The Nature of the Chemical Bond, 1931), que constituyó el arquetipo de estudio que inauguró la química cuántica. A partir de entonces Pauling adquirió enorme reconocimiento internacional y fue rápidamente promocionado, entre los muchos honores fue nombrado miembro, el más joven, de la Academia Nacional de Ciencias en 1933.


Las aportaciones de Pauling a la química fueron extraordinarias y comprenden conceptos como la resonancia y la hibridación, expresados en una de las obras con mayor influencia del siglo XX, escrita junto al químico Edgar Bright Wilson (1908-1992), Introduction to Quantum Mechanics with Applications to Chemistry (1935). Sus conocimientos punteros convirtieron a Pauling en un verdadero maestro en Química cuántica. En 1939 publica uno de los libros de química más leídos de la historia de la ciencia: La Naturaleza del enlace químico, que lleva el mismo nombre que aquel artículo de 1931, al que siguieron más artículos y libros (publicó un total de 16 libros y más de un millar de artículos de tal importancia que llegaron crear nuevas disciplinas científicas como sería la medicina ortomolecular). El nuevo enfoque cuántico aportado al estudio de moléculas y cristales le había convertido en el mayor experto mundial en este campo, por eso es considerado el fundador de la nueva química estructural. A finales de la década de 1930 el interés de Pauling se había desplazado a los problemas estructurales de la química biológica.



2. La confluencia de la física-química hacia la biomedicina ortomolecular.


En su acercamiento a la biología emerge la figura de Warren Weaver (1894-1978), el brazo científico-financiero de la Fundación Rockefeller (matemático y director del departamento de ciencias naturales de esta Fundación), él fue quien acuñó el término biología molecular. Weaver estaba interesado en ampliar las técnicas de la física y la química para desarrollar la biología, y consiguió financiación a Pauling para tal propósito. Las intenciones de Weaver no eran otras que encontrar los códigos (secuencias de genes) que rigen las cualidades de la vida para que pudieran ser modificados para cambiar a voluntad las características humanas. Por desgracia, en eso están trabajando todavía pese a que la Ciencia ya ha demostrado que el determinismo genético no es tal, y que todo está sensible e inextricablemente conectado y asombrosamente regulado por una vital acción microbiana que a su vez reacciona y responde a factores medioambientales.

Desde los años 20 del siglo XX el Caltech se había abierto al desarrollo de la biología atrayéndose a figuras como Thomas Hunt Morgan.


Thomas Hunt Morgan (1866-1945) había realizado importantes aportaciones sobre el papel de los cromosomas en la herencia por ello recibió el Premio Nobel de Medicina en 1933, fue el descubridor del “gen”, que hoy día tiene una definición muy diferente a la que sigue utilizando la ciencia biotecnológica atada a los intereses corporativos porque está realizando manipulaciones bajo presupuestos teóricos equivocados. La actual evidencia que nos ha mostrado la genética molecular ha dejado perfectamente claro que los mecanismos autoorganizativos de los seres vivos son extraordinariamente complejos y que no se pueden controlar.



La aproximación del Caltech a la biología contribuyó a dar mayor prestigio a la institución, que también pudo presumir de estar a la vanguardia mundial en Genética, disciplina que al mismo tiempo adquirió por sus avances tanto o más reputación que la Química.



En su acercamiento a la biología, hacia 1940 Linus Pauling contacta con el biólogo de ascendencia alemana, otro padre fundador de la biología molecular, Max Delbrück (1906-1981), (Premio Nobel de Medicina 1969, por sus descubrimientos sobre mecanismos de replicación y estructura genética de los virus), que desarrolló el concepto de complementariedad molecular en las reacciones antígeno-anticuerpo, con importantes implicaciones en inmunología.




La tenacidad e infatigable búsqueda sobre nuevas cuestiones lleva a Pauling a trabajar con Charles Coryell (1912-1971) partiendo de un creciente interés por la hemoglobina, mediciones magnetoquímicas de esta molécula que tiene unos 10.000 atómos permitieron hallar características como su relación con el oxígeno. (Correspondencia de Coryell-Pauling). Enseguida se investigan otros modos derivados de la hemoglobina y otras biomoléculas relacionadas, mioglobina, hemocianina y los citocromos. Fascinado con los resultados obtenidos se abren las puertas al maravilloso mundo de las proteínas, con entusiamo se embarcó a desentrañar los secretos de proteínas más grandes y complejas, como la queratina, a instancias del prestigioso bioquímico británico, el primero en denominarse como “biólogo molecular” William Astbury (1898-1961).




Pauling también trabajó con el Dr. Kart Landsteiner (1868-1943), patólogo, inmunólogo y biólogo austríaco Premio Nobel en 1930 por descubrir los grupos sanguíneos, y que desarrollaría la inmunoquímica. Pauling había adquirido conocimientos sobre la química inmunológica surgiendo cuestiones clave tales como la comprensión del proceso de inmunidad para cada enfermedad concreta, elaboró su propio concepto utilizado por los biólogos de especificidad biológica (la inmunidad ante enfermedades específicas, una de las cuestiones que más asombraban a los biólogos), que consideraba que el antígeno llevaba consigo información que determinaba la especificidad del anticuerpo correspondiente, en el sentido de poseer una geometría tridimensional que debía encajar en la molécula complementaria. Landsteiner descubrió que un animal puede producir miles de anticuerpos diferentes, incluso nuevos a partir de químicos sintéticos no presentes en la naturaleza. Esto significa que el ser humano es capaz de defenderse ante cualquier agente patógeno, sólo necesita estar en plena disposición de hacerlo, es decir, alcanzando la salud máxima posible, que Pauling llamaría salud óptima. El Dr. Pauling asumió que Landsteiner había demostrado la forma en que el sistema inmunológico de un animal reconoce diferencias químicas con otros y en este proceso la estructura molecular de las sustancias implicadas era la clave. De este modo también se explicababa cómo los anticuerpos adquirían su especificidad. ¿Pero cómo sucedía esto? La teoría presentada por Pauling proponía que los anticuerpos eran creados en la célula por unas proteínas “prefigurables” o "primarias" lo cual no era correcto, pero acertó de lleno en el aspecto de la complementariedad molecular. En este sentido marcó el camino para investigaciones posteriores donde la importancia de estructuras moleculares que encajan como un “sistema de cerradura-llave” de un antígeno específico permitió llevar a cabo nuevos avances en inmunología hasta la aparición de una teoría más sólida que explicó cómo se generaban los anticuerpos. Ello reforzó su prestigio que le confería la sabiduría de un verdadero experto versado en varias disciplinas.


Sucede un hecho desagradable en la vida de Pauling al diagnosticarse que padece la enfermedad de Bright, una patología renal (llamada glomerulonefritis por Edwin Klebs, cuyas causas siguen sin saberse), intratable por la medicina convencional que no daba esperanza de vida a Pauling condenándolo a una muerte prematura. Es justo aquí cuando se produce una apertura hacia otras vías de solución que Pauling pudo experimentar y comprobar en su propia vivencia como paciente.



Pauling recurre a un médico que no se queda estancado en posturas académicas inmovilistas, Thomas Addis (1881-1949), con cauce investigador hacia la dieta alimentaria, al contrario de otros que niegan lo que no entienden -o no quieren entender-, Addis no se ciega a otras vías científicas para superar esta enfermedad (biografía de Thomas Addis, por K. Lemley y L. Pauling).


El método que utilizó Thomas Addis para tratar a Pauling guarda relación con la actual consideración de los daños de una dieta hiperproteíca y trató a Pauling con una estricta dieta baja en proteínas, bajo consumo de sal y suplementos de vitaminas y minerales, mucha agua y descanso. Por esto y entre otras cosas, Pauling en lugar de morir, llegó a vivir 93 años. Sobre el mayor consumo diario de Vitaminas hay que decir que lo inició muy tarde según lamentó el propio Pauling, convencido que podía haber vivido todavía unos años más, no se equivocaba.

Fragmentos de Entrevista a Linus Pauling sobre la vitamina E.
“...si no llego a los cien años, es porque empecé a tomar la megadosis tarde, a los sesenta y cinco, cuando mi cuerpo ya estaba envejecido.”

“Estoy acostumbrado a que se tomen mis ideas con escepticismo. A que se discutan mis descubrimientos y se ponga en tela de juicio lo que digo. El tiempo confirmará que tengo razón ahora con la vitamina E, como la tenía en la década del 60 con la C, y al principio tampoco me creían. Un amigo siempre me dice que el problema no es lo que yo digo, sino que lo digo 20 años antes.”
Dr. LINUS PAULING.
Y el tiempo acaba dando la razón a las grandes aportaciones de este genio de la bioquímica que padeció también la prepotencia e incomprensión del estamento médico más obtuso, víctima de los adoctrinamientos académicos establecidos por las “verdades absolutas” farmaceúticas.

Obviamente, el Dr. Addis fue también criticado por la medicina convencional como sigue sucediendo hoy día cuando un doctor aplica otra ciencia que no se enseña en las universidades. Hoy convertidas en repetidores refractarias a la crítica, refractarias a los avances científicos y experiencias clínicas de tantos médicos cuyos logros han sido enterrados. En España, una facción intransigente de la OMC, obviamente controlada por la farmaindustria, se dedica a perseguir y difamar a médicos (sus propios colegas, médicos colegiados que en España son más de 10.000 profesionales) para que abandonen la medicina complementaria (homeopática) que han aprendido y practican con buenos y hasta mejores resultados. Además de prohibir el acceso a materias de formación académica homeopática en las universidades bajo la calumnia de la pseudociencia, están purgando la ciencia con intolerancia. Esto sucede porque cuanto mayor es la ignorancia, mayor es el dogmatismo, lo que va en contra del código deontológico:

CÓDIGO DE DEONTOLOGÍA MÉDICA (CMD). Artículo 7.3.

“La formación médica continuada es un deber ético, un derecho y una responsabilidad de todos los médicos a lo largo de su vida profesional.”

Es muy triste y lamentable que en España se está bloqueando el derecho a que los médicos puedan enriquecer sus conocimientos con otras terapias que restauran y promocionan salud ya sea de forma directa o indirecta. La intolerancia es tal, que cualquier médico que quiera ampliar sus conocimientos científicos deberá marcharse a otro país mendigando por una formación académica negada por su propia profesión. Se está obstruyendo a los médicos incorporar los últimos avances científicos que han derivado en nuevas terapias que no sólo funcionan, sino que funcionan mejor. Si esta deriva totalitaria persiste los médicos convencionales, ajenos a esta actitud deshonesta, corren el riesgo de ver perjudicada su imagen a cotas de popularidad a la altura de banqueros o políticos.
DECLARACIÓN SOBRE LA CIENCIA
Y LA UTILIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO.

“El Pensamiento científico consiste, esencialmente, en saber examinar los problemas desde diferentes ángulos, y en investigar las explicaciones de los fenómenos naturales y esenciales, sometiéndolos constantemente a un análisis crítico”.

Conferencia Mundial sobre al Ciencia (1999).
UNESCO y Consejo Científico Internacional.


La situación es tan vergonzosa que aunque parezca que vivimos en un mundo más interconectado, donde tenemos fácil acceso a toda la información, no vemos que se haga nada por aplicar estos conocimientos. Al contrario, se procura enterrarlos o desacreditarlos. No hay sabiduría, no hay uso sensato de la enorme cantidad de documentación científica que sigue creciendo en los rincones, hasta tal punto de no ver el rinoceronte en la habitación. Observamos casos inexplicables, incluso descubrimientos que recibieron el Premio Nobel de Medicina que NO se estudian en las facultades de Medicina.

Caso del fisiólogo alemán Otto Warbug (1883-1970), quien estableció las bases para la comprensión del cáncer y el camino para vencerlo. Este Premio Nobel descubrió que las células cancerígenas pueden vivir sin oxígeno, sobre este hallazgo fundamental hice un artículo titulado “Otto Warburg, la respiración celular y el cáncer”.

O el caso del Catedrático de Medicina austríaco, totalmente olvidado, Alfred Pischinger (1889-1982), padre de la histoquímica que mereció un clamoroso Premio Nobel por su extraordinario trabajo “Matrix and Matrix regulation”, que nos explicaba cómo se originan muchas enfermedades, ¡están hablando de las causas primarias de enfermedades y no se mencionan!, no se estudian, no se aplican sus hallazgos para comprender lo que son ¡patologías de ensuciamiento!. Otro genio repudiado por la medicina regular ¿casualidad? (su tesis doctoral ha recibido un homenaje en la Revista Española de Patología vol.42, nº4, 2009), no se asume en la práctica.

Y estos conocimientos olvidados, más bien enterrados para que la población nunca sepa cómo evitar tantas enfermedades, ya ven poco a poco la luz gracias a internet, y se aplican con estupendos resultados frente al cáncer y muchas otras enfermedades. Alfred Pischinger es ya conocido en España gracias al extraordinario trabajo de un oncólogo, el Dr. Martí Bosch, -que tuvo que salir del país porque no se imparten académicamente estos avances científicos en medicina-. Y pensar que la palabra Doctor significa “el que enseña”. Sugiero visionar las conferencias divulgadas en la red por el Dr. Martí Bosch porque son sumamente interesantes.


No hay razones honestas que justifiquen estas y otras tantas ausencias en la ciencia médica, conocimiento científico clave que ha sido purgado en las Facultades de Medicina, ni siquiera hemos oído hablar del Premio Nobel de Medicina Szent-Giorgÿ (1893-1986), fisiólogo húngaro descubridor de la Vitamina C que denunció en los años 70 del siglo XX que las dosis de esta vitamina recomendadas son cantidades deficientes frente a nuestras necesidades reales.

Importante en esta exposición es el advenimiento de la II Guera Mundial, impulsada por el cartel petroquímico IG Farben (germen de la industria farmacéutica financiada por prestamistas estadounidenses, las élites financieras de siempre y sus planes de conquista de recursos). Es muy poco conocido, –tampoco se enseña en Historia-, que varios miembros de este cartel fueron declarados culpables en los Juicios de Nuremberg (que fueron en realidad 13, y sólo nos hablaron de uno) por ser los cerebros instigadores de la Segunda Guerra Mundial. Los grandes autores responsables que utilizaron la figura del señor Adolf para servir a sus fines planificaron y provocaron la II Guerra Mundial. De los 24 directivos acusados de la IG Farben, fueron condenados sólo la mitad y con penas entre 1 y 8 años de cárcel. Causa bastante perplejidad por no decir estupor que organizar guerras mundiales tenga unas penas tan laxas, lo mismo que ocultar al mundo a los artífices culpables de uno de los capítulos más importantes y devastadores de la historia de la Humanidad.


Que las causas de un episodio tan descomunal y fundamental, que creíamos ampliamente documentado, como la II Guerra Mundial haya sido sesgado tan descaradamente en las facultades de Historia, como la historia del Sionismo, el poder político y económico que amasan progresivamente la banca y las multinacionales, con sus clubes de "reflexión" antidemocráticos es algo muy común. Que se hayan elevado órganos de decisión al margen del pueblo, dueños de los grandes medios de comunicación, todo ello es síntoma de que hay fuerzas elitistas muy podridas dispuestas a negarnos el conocimiento en todos los ámbitos fundamentales, esto incluye conocimientos preciosos sobre nuestra salud. Cuando hallamos encubrimientos histórico-documentales de esta magnitud hay que pensar sobre el enorme poder que tienen países como Estados Unidos o Alemania por su sólida vinculación a los intereses del sector farmacéutico actual, herederos de IG Farben (BAYER, BASF, Hoechst…). Nótese los ímprobos esfuerzos que ha hecho la farmaindustria por ocultar su pasado, pero poco a poco va siendo asimilado por instituciones educativas.

La II Guerra Mundial no fue el resultado de la codicia de un dirigente político desquiciado sino que fue planificada en Frankfurt en las oficinas centrales de IG Farben, la industria fármaco-química más grande del mundo en este tiempo, financió el despliegue nazi y toda la operación de conquista de Europa. Pues bien, tras esta complementaria información hábilmente censurada en nuestras escuelas y carreras de magisterio, tarde o temprano la verdad sobre una de las mayores calamidades del siglo XX sale a la luz, un capítulo fundamental de nuestra historia que nos han arrebatado y deformado como muchas otras cuestiones que nos han ocultado, o relatado con el sesgo y la falacia.

Durante la II Guerra Mundial, Linus Pauling dedicó parte de sus energías al servicio de su país, prestó toda su ciencia al gobierno de Estados Unidos. Sus dos aportaciones más sobresalientes fueron el oxypolygelatin, sangre sintética para transfusiones de emergencia, aunque tras acabar la guerra se perdió el interés por este plasma frente al auge creciente de los bancos de sangre.

Recordamos que años antes en Francia, durante la I Guerra Mundial se utilizaba con éxito un plasma de agua marina purificada por un gran erudito, autodidacta, procedente de una familia de médicos, llamado René Quinton (1866-1925) para el mismo fin, compensar la pérdida de sangre de los heridos en combate.

Este brillante investigador fue seguidor del trabajo del eminente fisiólogo Claude Bernard (1813-1878). Quinton fue considerado un gran benefactor de la Humanidad, sus éxitos le valieron reconocimiento de la Academia de Ciencias, jefes de estado, médicos, científicos e intelectuales de la época por sus extraordinarios trabajos sobre este plasma marino que salvó a miles de personas al aplicarse con excelentes resultados en la curación de numerosas enfermedades, tan decisivo fue su método que redujo la mortalidad infantil salvando miles de niños de una muerte segura. (V. obra original en francés de René Quinton. L`eau de mer milieu organique. Libraires de L`academie de Medecine. París. 1904).

Por todo ello, su labor científica será también perturbada por la intransigencia médica embarcada en la represión contra toda la ciencia que estaba enriqueciendo el conocimiento humano para beneficio común, condenó sus descubrimientos y logros al olvido. El plasma de Quintón, tan beneficioso e infinitamente superior a los sueros actuales, fue reconocido, utilizado y financiado por la Seguridad Social francesa hasta 1982, año en que se eliminó víctima del cártel farmacéutico.



La segunda contribución de Pauling fue un detector de oxígeno para su uso en submarinos y aviones, que tuvo posterior aplicación para incubadoras de bebés y pacientes de cirugía anestesiados. Por su servicio durante la guerra y su patriotismo, en 1948 Pauling recibió la Medalla Presidencial al Mérito por Harry Truman.

Una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, el mundo científico retomó muchos proyectos interrumpidos, sin perder de vista la amenaza del desarrollo de armas nucleares, Pauling se une a la Comisión de Emergencia de Científicos Atómicos, presidido por Albert Einstein, concebido para informar y concienciar al público de esta peligrosa realidad, este activismo pacifista le trajo muchos problemas.


Pauling como muchos otros fue acusado de tener amistades cuestionables y simpatizar con el comunismo. Una acusación muy grave ya que inicialmente el comunismo, otra calamidad devastadora y atroz que padeció la Humanidad, fue aliado del nacional-socialismo alemán a las órdenes de la IG Farben. El temor a la extensión de esta ideología fue explotada hábilmente por avispados que podían acusar a un inocente levantando una calumnia, sencillamente por obtener réditos políticos. Estamos en la era del senador McCarthy, donde incluso prometedores estudiantes veían bloqueadas sus aspiraciones académicas en un clima paranoico de caza de brujas.

La temprana muerte de su amigo y mentor R. Dickinson por un cáncer de colon afectó profundamente a Pauling que dirigió su determinación al estudio de la vitamina C, -que tuvo mucho que ver también con la longevidad del Premio Nobel, como reconoció él mismo en una de sus últimas conferencias-. Sabía perfectamente que había que aumentar las cantidades de sustancias vitales en situaciones donde los requerimientos son más que evidentes.

En adelante, dedicaremos más atención a muchas cuestiones desconocidas sobre la vitamina C que el público desconoce totalmente. A pesar de conocerse su vital importancia en más de 200 procesos biológicos, y en especial su papel anticancerígeno, arrastra una falta de información tremenda sobre su trascendencia en la mejora de la salud mundial. Este retraso es debido a las campañas de difamación sistemáticas para frenar su uso con la intención de ocultar sus enormes beneficios y exagerar riesgos de probabilidad de caída de rayo. Pero no sólo se ataca al ácido ascórbico por ser sustancia natural valiosa. Para proteger el negocio de patentes sobre moléculas es necesario luchar contra el acceso libre de sustancias naturales beneficiosas, como las vitaminas, llegaron incluso a pactar precios mediante cárteles secretos para dificultar su acceso, y repartirse el mercado (ya que controlan gran parte de la materia prima), delito por el cual en el año 2001 fueron multadas con 850.000.000 € ocho compañías farmacéuticas, en el denominado "cartel de las vitaminas"..

Sobre la vitamina C, hoy ya se sabe que cuando se combina con otros micronutrientes encapsula tumores, frena y bloquea varios mecanismos del cáncer (Cancer Metastasis Reviews. 2010 Sep; 29(3): 529–542.) potenciando defensas inmunitarias como la apoptosis (“suicidio celular programado” de las células, forzando la autodestrucción de las células cancerígenas).

Es la medicina natural de incontestable base científica que sigue desarrollando desde finales de siglo XX uno de los últimos colaboradores y amigos de Linus Pauling, el Dr. Matthias Rath, diana permanente de calumnias mediáticas y ataques legales. Porque curar naturalmente y educar en salud merma el mercado de fármacos, como los antirretrovirales (ARV), esos cócteles tóxicos tan prodigiosos que reducen los años de vida y cuentan con un amplio repertorio de efectos mortales.

Como muerte por daño hepático, muerte por fallo cardíaco... y otros efectos perniciosos si lo que se pretende es quebrar la salud aniquilando el sistema inmunitario, acabar con virus beneficiosos específicos de nuestra especie, integrados en nuestro organismo que cumplen funciones vitales. La visión obsoleta actual es luchar contra todos los virus, a sabiendas que la inmensa mayoría de virus y bacterias de nuestro cuerpo sostienen un equilibrio del microbioma del que depende nuestra salud. Insistimos, no sólo son beneficiosos, son imprescindibles, incluso se ha descubierto que tienen secuencias integradas en el genoma humano, sin ellos estaríamos muertos. La inmensidad de nuevos datos acumulados por el Proyecto Genoma Humano ha sorprendido de tal manera a los científicos investigadores -que son los que buscan conocimiento entendiendo cómo funcionan las cosas antes que hacer negocio desentendiéndose del significado valioso de los hallazgos-, que han solicitado que debe crearse una Nueva Biología partiendo de cero.

La Fundación Rath abandera una nueva medicina puntera basada en la ciencia ortomolecular, que denomina medicina celular, fácil de comprender por cualquier persona gracias a una encomiable labor de divulgación científica con valiosa información sobre nuestra salud (Curso Básico de medicina celular). A través de la educación nuevas generaciones recuperarán el conocimiento sobre el funcionamiento correcto de nuestro organismo y las sustancias vitales, tan desconocidas como imprescindibles, pilares de la salud y de la vitalidad. Nos han acostumbrado a tener una salud mediocre, rozando la deficiencia cuando deberíamos estar más allá de la eficiencia. Una comprensión de las bases de la vida que ha sido durante décadas apartada de la población, sustituida por spots comerciales al compás de organismos de salud atávicos dependientes, que no hacen honor al papel ni a los extraordinarios avances que se han realizado en las últimas décadas en materia de nutrición/micronutrición.

Gracias al discípulo de Pauling, el Dr. Mathias Rath siguió desarrollando la medicina ortomolecular con enorme éxito. La Medicina Celular y Molecular ya forma parte de la investigación mundial y poco a poco se extiende a nivel académico por constituir una valiosa disciplina científica indiscutible para los programas de investigación y desarrollo de la ciencias de la salud. El público desconoce que las enfermedades surgen a nivel celular, que las células son los ciudadanos de nuestro cuerpo y comprender su funcionamiento explica la génesis de las enfermedades, porque todos los órganos y sistemas que conforman nuestro organismo están conformados por asociaciones de células especializadas. Algunos de los centros de investigación donde se trabaja para el desarrollo de la Medicina Celular-Molecular.















Molecular and Cellular Medicine Group. Universidad de Reading, (Malasia). School of Cellular and Mollecular Medicine. Universidad de Bristol, (Reino Unido). Instituto de Medicina Celular. Universidad de NewCastle, (Reino Unido) Mollecular and Cellular Medicine. Texas A&M Health Science Center. (USA) Otras instituciones: UCSF School fo Medicine (Universidad de Calfornia San Francisco, USA). Stanford School of Medicine (California, USA). Mayo Medical School. (Rochester, Minnesota, USA). Vanderbilt School of Medicine. (Nashville, Tennesse, USA). UMASS School of Medicine. (Universidad de Massachussets, Worcester, USA). NYU School of Medicine. (Universidad de Nueva York, USA). Boston University School of Medicine. (Boston, Massachussets, USA). Maryland School of Medicine. (Universidad de Maryland, Baltimore, USA). Indiana University School of Medicine. (Indianápolis, Indiana, USA). Alabama School of Medicine. (Universidad de Utah, Salt Lake City, Utah, USA). Y la lista sigue creciendo...


Sin embargo, si bien el estudio académico busca profundizar en un mejor conocimiento de la fisología humana para desarrollar estrategias para mantener, mejorar o restaurar la salud, el mayor problema es la dirección (la estrategia) que toman los que aplican los descubrimientos. Desafortunadamente la investigación biomédica que localiza las posibles dianas terapéuticas se encamina básicamente al descubrimiento de nuevos fármacos patentables, es decir que no existan en la Naturaleza, por tanto son siempre antifisiológicos, dañan por ser de alta toxicidad. Son los que causan los famosos efectos secundarios que han convertido a los fármacos en la tercera causa de muerte en los países desarrollados.

En lugar de aprovechar las sustancias de la Naturaleza de la que procedemos, en vez de investigar combinaciones de moléculas naturales cuyos compuestos vitales son ampliamente superiores y contribuyen a nuestra salud sin hacernos daño, se invierten cifras millonarias para fabricar moléculas artificiales, las que no existen en la Naturaleza, cuya toxicidad es evidente y los daños más graves son disfrazados sistemáticamente. En este sentido resulta oportuno citar la exitosa y esclarecedora obra de los Drs. Philippe Even y Bernard Debré, Guide des 4000 médicamentes utiles, inutiles ou dangereux (Guía de los 4000 medicamentos útiles, inútiles y peligrosos). Linus Pauling sabía que las sustancias naturales son las más seguras y eficaces, una postura que es compartida por innumerables médicos-científicos que llegaron a las mismas conclusiones fruto de su experiencia clínica e investigadora.


En 1949 el doctor Linus Pauling, inspirado en los trabajos de John Edsall (1902-2002) sobre la hemoglobina, hallará la causa de la anemia de las células falciformes (PAULING, L. and ITANO, H. et al. Sickle Cell Anemia; a Molecular Disease. Science 109: 443. 1949).





Pauling junto al patólogo Harvey Itano (1920-2010) descubren la primera enfermedad molecular, causada por una anormal estructura de la molécula de la hemoglobina transmitida genéticamente. Esta enfermedad molecular aparece por la mutación en un fragmento de la proteína de la hemoglobina, de un aminoácido ácido a otro neutro o básico, y todo esto se descubrió porque al utilizar la técnica de electroforesis (que permite separar moléculas cuando reaccionan en un campo eléctrico) se vio que la hemoglobina de los pacientes que sufren de anemia de células falciformes llevaban una carga menos negativa que la de la hemoglobina normal.



El descubrimiento de la primera enfermedad molecular tuvo un impacto importante en la biología y la medicina. Este hallazgo significaba que específicas alteraciones que llamamos mutaciones (que no son al azar, sino producidas por algún stress genómico medioambiental), provocan desórdenes en el organismo dando pie a multitud de anomalías, ya que las mutaciones siempre son caos, desórdenes y no ventajas ni mejoras como torpemente sigue sosteniendo el neodarwinismo. Pauling entendió que este factor molecular abría las puertas hacia una solución para devolver a estos genes a un estado de equilibrio.


Pauling siguió trabajando y prosiguió la investigación sobre la estructura de las proteínas, en 1952 tiene lugar la presentación de un descubrimiento teórico fundamental que no fue fácilmente aceptado por la ciencia, (también cuestiones políticas se unieron a las dificultades). Linus Pauling, Robert Corey (junto a Pauling en la foto) y Herman Branson habían descubierto la estructura de hélice alfa y la lámina beta de las proteínas. (PAULING, L. COREY, R. and BRANSON, H. The Structure of Proteins: Two Hydrogen-Bonded Helical Configurations of the Polypeptide Chain. Proceedings of the National Academy of Science 37: 205-210. 1951. Texto Completo)







Había terminado una etapa, y se abría otra cuya meta era el descubrimiento de la estructura del ADN (o ácido desoxirribonucleico, la forma más común de los ácidos nucleicos de los cromosomas). Sin embargo, esta vez el modelo presentado por Pauling y Corey fue errado al contener 3 hebras de ADN en lugar de 2. Los cálculos eran incorrectos debido a que Pauling no contó con los últimos datos e imágenes de difracción de rayos X de laboratorio, los famosos patrones de ADN tomados por una mujer científica tan olvidada como extraordinaria, la matemática, física y química Rosalind Franklin (1920-1958) que fueron presentados en la conferencia celebrada en Londres en 1952, a la que no pudo acudir Pauling ya que Estados Unidos le retiró el pasaporte por motivos políticos (su actividad pacifista antinuclear).


Por ello, en 1962 serían otros investigadores los que descubrieran la estructura del ADN, James Watson y Francis Crick que junto a Maurice Wilkins recibieron el Premio Nobel. Rosalind Franklin había muerto a los 37 años víctima de cáncer por lo que no pudo recibir este Premio (Chemical Heritage Foundation). Para Linus Pauling, esta equivocación por no poder acceder a los últimos avances que aportó Franklin no supuso merma alguna en su carrera. Al contrario, recibe el Premio Nobel de Química un año después como homenaje a su trayectoria y redobla su activismo humanista antinuclear (que le complica más la vida profesional, incluso en el Caltech).


Al mismo tiempo, Linus Pauling se embarca en la que será una excelente y fructífera vía científica dirigida hacia nuevos horizontes que llevaron a una auténtica revolución científica en la medicina. No cejó en el empeño, a pesar de la férrea resistencia que continúa aún hoy a aceptar el nuevo paradigma, una oposición más contestada por ideologías de mercado que por el verdadero deseo de investigar y descubrir más, el verdadero saber que es la divisa de la ciencia del conocimiento.

En este camino las investigaciones de Pauling hicieron que el Caltech se le quedara pequeño, por lo que decidió abandonarlo en 1963. No tardará en fundar su propio centro, el Linus Pauling Institute of Science and Medicine (LPI) diez años más tarde, en Palo Alto California. Este Instituto en 1996 fue trasladado a la Universidad de Oregon, Corvallis, y hasta hoy sigue funcionando con el mismo objetivo para el que nació, potenciar el conocimiento que nos proporciona salud mediante el conocimiento de las sustancias ortomoleculares que son fundamentales para la vida.

Acabando esta primera parte, es obligado señalar que en estos tiempos de importantes hallazgos en varios campos de la ciencia se aportaron las bases científicas para que se sustanciara la medicina ortomolecular. En su gestación tiene una importancia crucial los avances científicos que se se estaban dando en las primeras décadas del siglo XX cuando se identificaron las primeras vitaminas.


En 1912 el bioquímico y médico Frederik Hopkins (1861-1947, img. izquierda) y el bioquímico Casimir Funk (1884-1967, img. derecha) ya proponían una "hipótesis de las vitaminas" cuya deficiencia causaba enfermedades, por lo que su ingesta prevendría y curaría enfermedades. Hopkins propuso para estas moléculas aún desconocidas el nombre de "factores accesorios de la alimentación". En efecto, y así fue, la vitamina B1 previno el beriberi, la B3 la pelagra, la D el raquitismo, o la C previno el escorbuto y tantas otras enfermedades como la polio, la difteria, neumonías... A partir de ahora descubriremos como nos han estado ocultando información científica de primer orden.


Un hecho trascendental que el público desconoce sobre la vitamina C es que antes que llegara la vacuna, la polio era aniquilada por la vitamina C con contundencia, realidad que ya había sido demostrada por primera vez en 1935 por el Dr. Claus W. Jungeblut (1897-1976). Curiosamente, cuando los mass media y profesionales alaban su labor, evitan a toda costa hablar sobre su trabajo con esta sustancia. ¡Cuidado!, podrían difundirse las virtudes extraordinarias de esta sustancia vital contra un amplio espectro de enfermedades.


¿Y por qué no quieren hablar de los beneficios incuestionables de la vitamina C?. Muy sencillo. No debe salir a la luz que la Vitamina C previene y cura la polio, que desactiva la difteria y el tétanos como demostró el Dr. Jungeblut en 1937, además de proteger contra los patógenos víricos y bacterianos, la hepatitis, el herpes y los estafilococos.
-JUNGEBLUT, C. W. Desactivación del virus de la poliomelitis por medio de la vitamina C cristalina (ácido ascórbico). Journal of Experimental Medicine 62 (1935): 317-321.
-JUNGEBLUT, C. W. y ZWEMER, R. L. Desactivación de la toxina de la difteria en vivo y en vitro por medio de la vitamina C cristalina (ácido ascórbico). Proceedings of the Society for Experimental Biology and Medicine 32 (1935): 1229-1234.
-JUNGEBLUT, C.W. Desactivación de la toxina del tétanos por medio de la vitamina C cristalina (ácido L-ascórbico). Journal of Inmunology 33 (1937): 203-214).

¿Impactante? Sólo es la punta del iceberg.

Por desgracia, quiénes no querían que la vitamina C prosperase como terapia de amplio espectro realizaron sus experimentos reduciendo las dosis a mínimos, mínimos ridículos que aún persisten hoy, utilizando la máxima carga viral, para asegurarse que parezca que la vitamina C no funciona y evitar cualquier financiación a la investigación, ya que no da beneficios investigar una sustancia natural, es decir, no patentable. Como NO querían, NI quieren usar mayores dosis se inventaron toda una amplia mitología de riesgos sin base científica alguna como que provoca piedras en el riñón. Algo paradójico, porque da la casualidad que en los años 40 se utilizaban generosas dosis de vitamina C precisamente para curar los cálculos renales, incluso cálculos en otras partes del cuerpo incluyendo piedras en el tracto biliar, el páncreas, etc.
-MCCORMICK, W. J. Litogénesis e hipovitaminosis. Medical Record 159:7 (1946): 410-413.

En la próxima publicación expondremos la encomiable labor del Dr. McCormick que al igual que Linus Pauling fue de los primeros en advertir sobre los peligros del tabaco mientras sus colegas lo promocionaban como algo sano, y salían en prensa de la época publicitando marcas. Por otra parte, la capacidad anticancerígena de la vitamina C a raíz de los exitosos tratamientos del Dr. McCormick con altas dosis de Vitamina C servirán de base para las investigaciones del Dr. Ewan Cameron y Linus Pauling cuyos esfuerzos produjeron sus frutos, unos excelentes resultados en los tratamientos en pacientes terminales de cáncer usando grandes dosis de esta vitamina. Un molesto hallazgo que ensombrecía el negocio de la industria de la quimio, cuya reacción es la de siempre: replicar los tratamientos de vitamina C usando metodologías erradas para que no funcione. Se trata especialmente de usar pequeñas dosis y con poca frecuencia en las tomas, acortar el tratamiento lo antes posible, prescindir de inyección intravenosa, no usar pacientes "limpios" sino los más destrozados ya por la quimio, o despreciar la interacción con fármacos que inhiben la vitamina C. En resumen, desplegar toda una metodología inadecuada, muy defectuosa por no decir con mala fe, por la importancia de lo que está en juego, el lucrativo mercado de fármacos -o una mejor salud para todos-.


A mediados de los años 50 del siglo XX el Dr. Fred Klenner (1907-1984) utilizaba grandes dosis de vitamina C tanto por vía oral como por vía intravenosa obteniendo curaciones completas en pacientes de polio, también trató a otros pacientes con enfermedades graves usando grandes cantidades de vitamina C con excelentes resultados en infecciones agudas. (KLENNER, F. R. Observations On the Dose and Administration of Ascorbic Acid When Employed Beyond the Range Of A Vitamin In Human Pathology. Journal of Applied Nutrition Vol. 23, No's 3 & 4, Winter 1971).



Junto al Dr. Archie Kalokerinos (1927-2012) sostuvo que el Síndrome de Muerte Infantil Súbita se debe a una carencia súbita de vitamina C. Sin duda, gran parte del conocimiento sobre el papel de la vitamina C frente a agentes patógenos y otras funciones vitales influyó a los grandes bioquímicos Linus Pauling e Irwin Stone, e inspiró a médicos ortomoleculares como William J. McCormick (1880-1968) o Robert F. Cathcart III (1932-2007) que también trató con grandes dosis de vitamina C a miles de pacientes. Por si fuera poco, el Dr. Kalokerinos denunció que la intensificación de las campañas de vacunación de los lactantes aborígenes aumenta la tasa de mortalidad, ya que provoca carencia súbita de vitamina C en personas con niveles bajos de esta vitamina. Linus Pauling respaldó sus conclusiones:

"...la conclusión de que los bebés sufrían de escorbuto, una deficiencia de vitamina C... / ...además de la deficiencia en vitamina C se ve agravada por las vacunas y vacunas, es conocido que la inmunización e inoculación de plomo conduce a la destrucción de la vitamina C. El Dr. Kalokerinos merece mucho crédito por haber hecho estos descubrimientos".

LINUS PAULING

Fue un hallazgo culminante, unos momentos de esperanza para aumentar los conocimientos de la medicina, pero acabar con las enfermedades es un mal negocio. Linus Pauling denunciará que la Humanidad padece escorbuto subclínico que el establishment considera buena salud general, pero que debería llamarse mala salud general. Y este defecto genético de especie está detrás de la pandemia de infartos, pandemia que no se da en las demás especies con capacidad metabólica de sintetizar su propia vitamina C, y lo hacen en grandes dosis diarias de varios gramos. Este asunto fundamental será analizado en con más detalle en la segunda parte.

"Siempre me ha desconcertado que la profesión médica estuviera muy dispuesta a inventar tantas propiedades tóxicas, cuando la vitamina C no tiene ninguna... / ... Las informaciones manipuladas y falsas predominan, y la profesión sigue considerando esos mitos como verdades."

"El Dr. Stone afirmó una y otra vez que se debería clasificar a la vitamina C como un nutriente importante, que necesitamos en cantidad y que no podemos fabricar, y no como una vitamina."

Dr. ABRAHAM HOFFER


En su conjunto, los grandes hallazgos y en especial la singular molécula de la Vitamina C se convertirá en la principal sustancia de la medicina ortomolecular por motivos obvios. Toda una cohorte de avances en micronutrición sirvieron a grandes pioneros médicos, físicos, químicos, biólogos y demás investigadores para confirmar que la nutrición, su importancia capital, merecía y sigue mereciendo una comprensión más profunda porque en ella radica tanto la génesis como la solución de muchas patologías. Todos estos prometedores avances serán recogidos y aplicados por profesionales de la disciplina médica ortomolecular. Alguien tenía que hacerlo.

En el próximo artículo demostraremos cómo el mundo científico sabía que las sustancias naturales eran y son una de las claves para restaurar la salud. Investigadores de todas partes, incluido un buen número de Premios Nobel contribuyeron a esclarecer la relevancia de singulares sustancias ortomoleculares -como las llamaba Pauling-. Muchas no se conocían aún, en un tiempo de descubrimientos sorprendentes que hoy muy pocos recuerdan. Hallazgos que sirvieron para prevenir muchas enfermedades y sanar a millones de personas. El estudio minucioso de estas sustancias (vitaminas, minerales, aminoácidos, fitocompuestos...) nos proporcionan conocimientos punteros muy valiosos que sirven para tratar con éxito multitud de enfermedades como se está haciendo con excelentes resultados.

Muchos de los pacientes que han recuperado su salud venían de la medicina convencional con la etiqueta de "causa idiopática" (es decir, causa desconocida de la enfermedad). En ocasiones sucedía que simplemente cambiando la alimentación (añadiendo ciertos alimentos y eliminando otros) se producía la curación completa, lo que la ortodoxia luego califica de remisión espontánea. Expresión de la medicina oficial para referirse a un paciente recuperado sin tener idea de cómo ha sucedido. Pues sencillamente lo que ha pasado es que no nos han enseñado todo, nos han amputado gran parte del conocimiento en lo que se refiere a las enfermedades. Nos hemos convertido en una máquina expendedora de fármacos que disimulan síntomas, incapaces de ver una de las facetas más importantes de la salud humana, la importancia de lo que ingerimos, la importancia de la ciencia de la nutrición como terapia eficaz llevada a un nivel científico de investigación y desarrollo que tiene un gran horizonte por explorar.


Si les gustó este monográfico y consideran valiosa esta información, en la segunda parte -que me temo será mucho más extensa, pero prometo será más fascinante- vamos a abrir más puertas que han permanecido demasiado tiempo cerradas. Nos vamos a sorprender en gran medida cuando escuchemos todo lo que tienen que decirnos eminentes médicos, científicos de vanguardia, pioneros investigadores de la ciencia ortomolecular. Sobre la verdadera naturaleza de muchas cuestiones que dábamos por contestadas, sobre aspectos de la salud que desconocíamos o de los que teníamos una idea completamente distinta.


NOTA IMPORTANTE

Toda la información contenida en este post se basa en la investigación científica y en la experiencia clínica de médicos y especialistas de diversas disciplinas, y no debe ser utilizada como sustituto de una consulta con un médico u otro profesional cualificado en medicina ortomolecular. Considero imprescindible la difusión de todo este conocimiento en aras de la cultura científica por un verdadero progreso para la Humanidad.

Dedicado a todos los médicos, investigadores y profesionales sanitarios de ayer y hoy. Para que su dedicación, humanismo, desempeño y espíritu científico sigan siendo las virtudes de una medicina del futuro, no reduccionista, ni dividida. Una medicina completa (holística), más humilde e integrativa. Una ciencia médica no sesgada académicamente por la industria de inversión, que estudie todas las dimensiones de la salud que han sido descuidadas, que investigue las causas primarias de la enfermedad y que procure los medios para alcanzar la Salud Óptima.


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